Reflexiones para tí.

Iglesia y política I

¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos! Proverbios 31:8, Nueva Versión Internacional.

Ya vimos, con ejemplos bíblicos, que no es impropio que un cristiano, como individuo, participe de la política. Pero ¿debería la iglesia, como institución, tener que ver con cuestiones políticas? El tema es complejo, tiene muchas aristas, y trataremos de reflexionar en algunas de ellas.

En la Biblia, encontramos que los profetas, así como Juan el Bautista e incluso Jesús (ver Mat. 23:14,23), no tenían empacho en denunciar las injusticias sociales perpetradas por los gobernantes, o los poderosos, así como los crímenes cometidos por el pueblo.

Por un lado, cuando la iglesia ve que en la sociedad se explota al pobre; que se abusa de los menores, de las mujeres y los más débiles en general; que se violan los más elementales derechos humanos; que se cometen crímenes de lesa humanidad; que se restringe la libertad de conciencia y de expresión; y tantos otros atropellos a la dignidad humana, ¿es propio que guarde silencio, pensando que no es del ámbito de su competencia inmiscuirse en estas cuestiones terrenales, que “distraerían” a la iglesia de su misión específica de predicar el evangelio?

Es cierto, hay complejidades del mundo de la política y la economía que no siempre pueden ser dilucidadas en forma clara por los legos en la materia. Pero, hay cuestiones obvias, como las mencionadas más arriba, para las cuales no se necesita ser politólogo ni economista para saber que algo está funcionando mal en la sociedad y dañando a la gente.

Sin necesidad de entrometerse en el poder político, cuántas acciones fruto de la iniciativa popular o de grupos de personas que luchan por un mundo mejor han logrado cambios significativos en la historia reciente, sin recurrir ni a la violencia ni a subterráneos manejos políticos. ¿No debe la iglesia sumar su voz, como referente moral de la sociedad, para denunciar o apoyar las denuncias contra la injusticia? ¿No debe sentir el pueblo que la iglesia se siente consustanciada con sus más legítimos intereses, que lo apoya y lo defiende moralmente? La iglesia debe, ciertamente, promover la equidad social y la ayuda al más necesitado.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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