Reflexiones para tí.

La ley de la solidaridad

Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora. Romanos 8:21, 22.

No sabemos exactamente cómo obra el pecado en el universo, qué mecanismos opera, pero la Biblia es clara al describir cómo el pecado original de Adán y de Eva, y los pecados subsecuentes del resto de la humanidad, han tenido un impacto en el ser humano mismo y en el mundo en que vivimos.

No podemos explicarlo todo. Podemos entender, razonando de causa a efecto, sobre todo en nuestra época, que mucho del deterioro que sufre nuestro planeta es responsabilidad de las decisiones del ser humano. El desequilibrio ecológico actual, producto del abuso de los recursos naturales y la contaminación ambiental, no apareció en forma mágica, sino como consecuencia de la irresponsabilidad del hombre.

¿Por qué, si llevas una vida decente y ordenada, a veces tienes que sufrir algunas de estas cosas? Porque estás inmerso en un mundo en rebelión, un mundo que no solo recibe las consecuencias cósmicas del pecado de Adán, sino también las de los yerros y maldades de quienes te han precedido en la historia, de tus contemporáneos y, en algunos casos, de tus propias decisiones y acciones equivocadas.

No puedes escapar de eso. Todos recibimos los efectos colaterales del pecado. Por eso, como dice nuestro texto de reflexión para hoy, nuestra seguridad y esperanza no están en este mundo caído, sino en ese mundo mejor que Dios está preparando para sus hijos redimidos, un mundo donde no existirá el mal ni sus consecuencias.

Algún día Dios arreglará todo lo estropeado por el pecado, y quiere que tú estés allí. Esa es la gran respuesta de Dios al escándalo del dolor. A pesar de lo que te toque sufrir en esta vida, regocíjate en esta promesa: “Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo” (Isa. 32:17, 18).

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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Las creencias adventistas tienen el propósito de impregnar toda la vida. Surgen a partir de escrituras que presentan un retrato convincente de Dios, y nos invitan a explorar, experimentar y conocer a Aquel que desea restaurarnos a la plenitud.

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